jueves, 1 de septiembre de 2011

La importancia de una buena biblioteca

A lo largo de los años pude visitar tres estudios:

El de Barragán, de Burle Marx y el escultor vasco Oteíza, y que buenas bibliotecas tenían. Barragán pasadas las 4pm dejaba de trabajar y se iba a su biblioteca y revisaba libros de arte, que lo estimulaban. Veía pinturas y se fijaba en los colores.

Las bibliotecas dan una atmósfera humana propicia para la creatividad. Mi biblioteca es una acumulación desordenada donde conviven novelas, libros de arquitectura, las páginas amarillas, folletos de construcción. Fotos, maquetas. Una amalgama interior expresada.

En las bibliotecas, librerías o disquerías, la mayoría de las veces uno encuentra, lo que no busca. La sugerencia y la intuición actúan mejor en el mundo físico. Eso es lo triste de los Iphones y los libros electrónicos. Paradójicamente es tan concreto todo.

Al entrar a la biblioteca de Oteíza el primer libro que ví fue Altazor de Vicente Huidobro. Un extraño imán de papel. Después supe que estuvo en Chile por el 1930.

Barragán dejó la arquitectura después de una serie de humillaciones con clientes. Después sólo hacía proyectos elegidos por él, incluso gratis. Vivía de la venta de terrenos.

Procuro tener una pequeña biblioteca dentro de mi maletín como quien tiene una petaca de whisky. Se puede leer buena parte de Guerra y Paz, haciendo la cola del banco.