jueves, 8 de septiembre de 2011

Una palabra complicada: Sensibilidad.

Lo digo ruborizándome, aspiro a la sensibilidad, más que cualquier cosa.

Luego, ser productivo y si se puede barato.

La sensibilidad es estar frágil, permeable, a lo que te sucede. La sensibilidad es tratar de entender lo ajeno: entender dibujando un árbol, un niño o tu mujer. El sol poniente.

“ Hacer el ejercicio de despojarse de lo propio –las ideas, los odios, las fijaciones– para intentar reconocer, conocer, entender lo ajeno”, dice el periodista Nibaldo Mosciatti.

La sensibilidad no es razonable, ni se puede enseñar, en digamos, una carrera universitaria. O en un doctorado.

Se encuentra, por lo general, solo, o en compañía de pocas personas “No soy sociable, soy íntima” decía la escritora Silvina Ocampo. Barragán tenía una mesa que sólo cabían 7 personas. Más allá, la conversación se sienta en otro lugar.